viernes, 8 de febrero de 2013

Algo más que supervivencia


Por las estadísticas que me proporciona el blog, sé que mis posts más seguidos son aquellos que se refieren a alguna actividad deportiva, sea propia o ajena; y los menos seguidos los que hablan de libros que he leído o pelis que he visto. En medio, están aquellos que entran en el terreno -ahora mismo, un lodazal- de lo político-social. En este post me voy a adentrar en otro terreno, ignoto en muchas organizaciones: clima laboral, liderazgo y cambio.
La brújula nos ayudará a sobrevivir
 
Espero que treinta y seis años seguidos cotizando a la Seguridad Social y casi treinta dirigiendo equipos y/o proyectos, me ofrezcan una buena base para compartir con vosotros lo que creo que funciona en las organizaciones y en las empresas.
 
Con vuestro permiso, empezaré la casa por el tejado; o mejor, a vista de pájaro. Por la estrategia. Incluso en momentos en los que prima la supervivencia, el 'sálvese quien pueda', debemos saber quiénes somos, quiénes queremos ser, adónde queremos llegar, para qué hacemos lo que hacemos y cuáles son las reglas de juego -permitidme que las llame valores- con las que vamos a funcionar. Todo eso son nuestras señas de identidad.
 
Volvamos al deporte, con un ejemplo de éxito: el Barça. Todos somos capaces de identificar sus señas de identidad y, ahora mismo, no sé por cuánto tiempo, da lo mismo que el entrenador sea Guardiola, Vilanova o Roura. Siempre juegan igual (de bien) y casi siempre ganan.
 
Sigamos con las personas y aprovechemos el ejemplo del Barça: ¿Alguien se imagina a CR7 jugando en este Barça? ¿Alguien se imagina a Mourinho entrenándolo? Pues tomemos nota y tengamos buen cuidado de seleccionar a las personas correctas o, por lo menos, evitar a las incorrectas, especialmente en los niveles directivos. Y una vez que están con nosotros tengamos buen cuidado de conocerlas, de dedicarles tiempo, de tratarlas como personas y no como piezas o partes de un proceso.
 
No menos importante -y no reñido con lo anterior- es que midamos todo lo que hacemos. En el atletismo está claro: la cinta métrica y el cronómetro miden todo lo que hacemos. Pues en el trabajo es igual de importante. Lo que no se mide es como si no existiera y lo que no se comunica, no se conoce, por lo tanto, es también como si no existiera; o algo peor: los 'rumores', 'radio-macuto'...  ¿Hay algo más dañino para un buen clima laboral?
 
Hay una cita de Einstein que me ahorra explicaros otro método infalible para disfrutar de un buen equipo: 'Dar ejemplo no es la principal manera de influir sobre los demás; es la única manera'. Y lo mismo vale para un equipo de fútbol, que para un equipo de trabajo o de proyecto.
 
Los resultados se consiguen favoreciendo el crecimiento personal y profesional, dando libertad a las personas para que tomen decisiones, confiando en ellas y ofreciéndoles un marco en el que se puedan desenvolver, pasando de entornos controlados, al principio, a otros más autónomos, a medida que van adquiriendo nuevas habilidades. Y perdiendo el miedo al cambio. Desde mi experiencia, funciona mucho mejor que los incentivos o la presión por conseguir determinados resultados. Aquí recordaré una frase de Raynald Denoueix, aquel gran entrenador que tuvo la Real y con el que consiguió un subcampeonato de Liga: 'El objetivo no es ganar. El objetivo es jugar bien. Ganar, es la consecuencia'.
 
Por supuesto que todo esfuerzo es inútil si no nos orientamos al cliente, si no pensamos en él y en cómo podemos satisfacer sus necesidades y sus expectativas. Y no vale con 'ganar' ¿eh? Yo recuerdo que a Antic lo echaron del Real Madrid, yendo líder invicto, porque el equipo jugaba mal. Dependemos de nuestros clientes  y dependeremos cada día más de ellos.
 
Y por no extenderme más, terminaré con el talento y con el compromiso. Es cierto que todos trabajamos por dinero. Y no es menos cierto que nuestra retribución debe ser adecuada a nuestro esfuerzo. Cierto. Como que con el sueldo que nos paga la empresa está comprando nuestro tiempo. La pregunta es: ¿Compra también nuestro talento? ¿Y nuestro compromiso?
 
Pues yo creo que el talento y el compromiso no se compran, simplemente se alquilan. Son como la confianza. La empresa (por cierto, que la empresa tiene cara y ojos ¿eh?) se los tiene que ganar día a día, se los tiene que merecer, tiene que llegar a nuestro corazón, además de a nuestro bolsillo.
 
Solo así podemos inspirar a las personas a dar lo mejor de sí mismas y a aflorar su creatividad, tan necesaria en el contexto que nos está tocando vivir.
 
Para sobrevivir, nos basta con el cerebro reptiliano, que ni piensa ni siente. Para salir exitosos de este cambio de época, necesitamos también del cerebro racional consciente: que nos convenzan, con hechos y datos, de que lo que hacemos merece la pena; y del cerebro emocional inconsciente: el que de verdad nos mueve a la acción.

2 comentarios:

  1. Lo problemático, y en estos momentos parece que inevitable, es que circunstancias ajenas, sobre las que difícilmente podemos influir, imponen unas reglas de juego y obligan a tomas de decisión cuya inmediatez puede impedir ese "parón" a nivel estratégico, que permita identificar el camino a seguir y la reafirmación de valores a los que te refieres.
    Con respecto a la selección de personas, sí que concuerdo de forma clara, pues es una de las claves en todos los ámbitos y es un capítulo esencial a cuidar siempre.
    Del resto de valoraciones, no voy a desear que sigas viajando "porque sí", pero resulta de sumo interés que hayas aprovechado tus recientes desplazamientos para reflexionar. Espero que sigas profundizando y te prometo leer cuanto escribas, así como entrar en el contraste de las consideraciones.

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  2. Ya hablaremos, Antxon, porque 'tenemos tema' y porque, aún cuando no coincidamos al 100% (lo cual sería muy preocupante), sí que participamos de una visión 'humanista' de la vida. Recibe un fuerte abrazo desde Madrid.

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