lunes, 25 de febrero de 2013

Argo


And the Oscar goes to... ARGO. Unos minutos antes de las seis de esta mañana, he escuchado en la radio a Michelle Obama decir esas palabras. Y he pensado que -para mí- no había ganado la mejor película.
 
Argo es una gran película. Sin ninguna duda. La vi a primeros de noviembre, en Benidorm, de vacaciones con mi mujer, una tarde en la que se puso a llover y no teníamos mejor plan. En una sala enorme, casi desierta, unos pocos espectadores asistimos al autohomenaje que se tributa Hollywood, través de un agente de la CIA, mezcla de Indiana Jones y un caballero medieval. Una peli que todos nos sabemos cómo acaba, pero que nos mantiene en tensión durante las dos horas que dura. Con un final absolutamente hollywoodiense, en el que los buenos son muy buenos y muy listos, los malos son muy malos y, además, terminan engañados. 
 
No escribí en su momento de la peli porque, en su blog, unos días antes, el 31 de octubre, se me había adelantado Javier Barace y poco podía añadir a lo que él contaba entonces.
 
Lo que sucede es que he visto algunas de las demás candidatas a los Óscar: Lincoln, La vida de Pi, La noche más oscura, Django desencadenado, de la que tampoco escribí, porque también Javier Barace se me había adelantado. (ver aquí); y, al menos las dos primeras, para mí, son mejores que Argo. Y las otras dos no son peores
 
La noche más oscura es también una historia de la CIA, como Argo, pero de una CIA más áspera, de una CIA que tortura, de una CIA por momentos chapucera, más creíble, pero menos amable. Los buenos no son tan buenos, ni tan listos; y los malos ni son tan malos ni se dejan engañar con facilidad. Pero vaya, si me dan a elegir entre las dos, como espectador, elegiría Argo.
 
En cuanto a Django desencadenado, la primera hora de la película es soberbia, y aunque -como decía Javier Barace- le sobran treinta minutos y treinta litros de sangre (yo diría que trescientos), es de obligada visión.
 
And the Oscar goes to...
Creo, sinceramente, que la historia rendirá a Lincoln el tributo que se merece y que hoy Hollywood no ha querido reconocer. Y creo, también, que éste ha sido un gran año de cine, con grandes películas como las ya citadas, ante las cuales, por ejemplo, The Artist, ganadora del Oscar el año pasado, no hubiera podido competir. Pero claro, con ese 'buenismo', tan hollywoodiense, no es de extrañar que pasen estas cosas.

Como dicen al final de la peli: 'Ar... goderse'

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