viernes, 4 de agosto de 2017

El camino al alto rendimiento


El miércoles a la tarde, asistí, en el Koldo Mitxelena, a una charla patrocinada por la Dirección General de Juventud y Deportes de la Diputación Foral de Gipuzkoa. El gancho era la campeona olímpica de badmington, Carolina Marin, y el protagonista fue su entrenador, Fernando Rivas. Les acompañó la joven jugadora donostiarra Clara Azurmendi.

Aprovechando el clima del Cantábrico y huyendo del calor sofocante de Madrid, están ultimando en Donostia la preparación para el Campeonato del Mundo de Badmington, que se celebrará en Glasgow del 21 al 28 de agosto.

Fernando Rivas, un buen comunicador, defendió el trabajo del entrenador para conseguir que España, con alrededor de siete mil licencias, pueda competir con China, que cuenta con cien millones. No es partidario de copiar, sino de aprender y ser diferente, anticiparse. La tradición se vence con innovación.  Puro marketing, y lo digo en positivo ¿eh?

No se explayó en los secretos de esa preparación y sí en la importancia de que la parte técnica, física, mental y táctica estén alineadas y se desarrollen de forma coordinada y personalizada para cada deportista.

Insistió mucho en los objetivos: de resultado, de rendimiento y de tarea. Todos son importantes y todos hay que tenerlos presentes. Los primeros porque son los que dan sentido al durísimo trabajo que supone ser un deportista de élite; los segundos porque nos indican cómo estamos avanzando; y los terceros porque nos permiten estar ocupados y no preocupados.

Incidió en los aspectos motivacionales: Puedo porque pienso que puedo es una frase que llevaban escrita en sus camisetas todo el equipo que rodea a Carolina Marin: entrenador, ayudante, fisio, psicólogo/a... y la propia jugadora.

Clara Azurmendi
Y si tuviera que quedarme con un mensaje, elegiría ése: 'Odio perder el tiempo en quejarme'.

Terminada la exposición de Fernando Rivas, se incorporaron Carolina Marin y Clara Azurmendi. Los tres contestaron con naturalidad a las preguntas del público asistente. De la campeona olímpica, doble campeona mundial, tres veces campeona de Europa, y actual nº 4 del ranking mundial, me llamó la atención su aparente sencillez, la seriedad de su expresión y la determinación con la que contestó a las preguntas.

Viendo a esas dos mujeres, me quedó la duda de qué hubiera hecho yo, como padre, si hace quince años ofrecen a mi hija irse a Madrid y apostarlo todo por ser una deportista de alto rendimiento.

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